La pareja tiene más de dos décadas de relación, un par de mellizos y una beba y se mantienen lo más lejos posible de las cámaras; el suyo es considerado como uno de los romances más sólidos entre celebridades
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Las relaciones entre celebridades no son sencillas. Los flashes desgastan el romance que al mismo tiempo capturan. No obstante, Enrique Iglesias y Anna Kournikova son la excepción. Con una historia juntos que ya supera las dos décadas, esta pareja supo cultivar el amor sin que los medios y fanáticos les marcaran el ritmo.
A simple vista, no parecía existir posibilidad de que se conocieran. Él, cantante y compositor español, cuya carrera crecía con velocidad a fines de la década de 1990. Ella, una modelo y tenista rusa que se formó en Estados Unidos, en la misma academia de Monica Seles y Andre Agassi, y que en aquella época ya destacaba en el ranking mundial de categoría juvenil. Ambos parecían estar plenamente enfocados en sus carreras.
Se vieron por primera vez en 2001, cuando ella fue convocada para participar del videoclip del tema “Escape”. El flechazo fue inmediato y la química surgió al instante. La confirmación oficial llegó en los MTV Awards del año siguiente, donde estuvieron juntos y se mostraron públicamente.
Desde aquel momento, si bien las cámaras retrataron numerosos momentos cargados de cariño, sonrisas, abrazos y besos, lo cierto es que mantuvieron su relación lo más alejada posible de los flashes. De esa manera, los rumores estaban a la orden del día. Luego de que se vio a Anna en una cancha de tenis con un anillo en la mano, donde destacaba un enorme diamante rosado, comenzó la especulación acerca del compromiso.
¿Realmente hubo boda?
Incluso salieron a la luz diferentes reportes sobre una boda secreta en Puerto Vallarta, México, pero la información fue falsa y los fanáticos terminaron decepcionados. Asimismo, dos años después de conocerse, Anna anunció su retiro del tenis, y los rumores de matrimonio volvieron a sonar. Lo mismo ocurrió en 2006, cuando se la vio con otro anillo en mano, y todo apuntaba a que en efecto la prensa no se había enterado de la celebración.
Mientras, Enrique negaba rotundamente la boda. De acuerdo con Glamour, el cantante le dijo a un medio sueco: “Nos vamos a divorciar. Estoy soltero y me encuentro bien. No me molesta estar solo”. Poco tiempo después, Anna lo desmintió y manifestó que solo se trató de una broma.
Casi 20 años después, se mantiene la incógnita acerca del matrimonio. De hecho, las alarmas se dispararon nuevamente en 2020, cuando la tenista, que recién había dado a luz a su tercera hija con Enrique, cambió su nombre en el perfil de sus redes sociales e incluyó el apellido de Enrique: “Anna Kournikova Iglesias”.
En 2013, los rumores apuntaron a todo lo contrario, y se esparció la idea de la ruptura de la pareja. En aquella oportunidad, se habló de un presunto distanciamiento. El tema duró unos meses, pero al año siguiente, el español se refirió a la separación: “Nos divorciamos hace tres días y quería darles la exclusiva. Es en serio. No, en serio, no se rían”. Pero todo quedó en una broma nuevamente.
Los mellizos y Mary
Independientemente de la celebración del matrimonio, la pareja se mantuvo firme y en 2017 le dieron la bienvenida a Nicholas y Lucy. La noticia del embarazo pasó desapercibida hasta que llegaron los bebés. Casualmente, el nacimiento coincidió con el matrimonio de la hermana de Enrique, Ana Boyer, con Fernando Verdasco, a cuya celebración no asistió la pareja.
Muchos hablaron acerca de la mala relación que existía entre los hermanos, pero más adelante se supo que la tenista dio a luz por aquellos días. No fue sino hasta que cumplieron un mes de nacidos, que Iglesias y Kournikova compartieron la noticia con los medios.
Si bien al inicio publicaban pocas fotos de los pequeños, con el paso de los años aumentó la frecuencia de los posteos en redes sociales. No faltan en ninguna oportunidad las postales y videos con ocasión del Día de la Madre, así como el del Padre.
Así como hicieron con Nicholas y Lucy, en 2019 nació Mary, y la prensa no lo supo, sino hasta que sus padres compartieron en Instagram una foto de la pequeña.
El hermetismo acerca del estado de la relación entre Anna y Enrique se mantiene pese a que han flexibilizado mínimamente las publicaciones con sus tres hijos. Actualmente, viven en Miami en una casa de más de 1800 metros cuadrados que está ubicada en Bay Point y entre sus vecinos se destacan Ricky Martin, Gloria Estefan y Cher.
La mansión, que compraron en 2013, está valuada en unos 20 millones de dólares, y cuenta con una enorme piscina privada, cancha de tenis y hasta un embarcadero en el que tienen su propio yate. Enrique mandó a construir alrededor un muro de cinco metros de altura para estar a salvo de miradas indiscretas y, sobre todo, de los flashes de los paparazzis.